Neuroeducación: los entresijos de nuestro cerebro

Por Lourdes Zoraida Fernández Martín

lourdesfm1331@gmail.com

Cuando hablamos de Neuroeducación nos referimos a una disciplina que investiga y estudia el funcionamiento del cerebro en el proceso de enseñanza y aprendizaje y, a partir de ese paso, pone evidencias científicas sobre la mesa acerca de cómo nuestra práctica educativa influye en el cerebro de nuestro alumnado. La Neuroeducación “toca muchos palos” pero este artículo se va a centrar en cuatro aspectos básicos, que con un lenguaje claro y sencillo, espero que os ayude a entender algunos de los entresijos de nuestro  cerebro.

Por ejemplo, vamos a hablar un poco de la iniciación a la lectoescritura. ¿Cuántos de nosotros/as nos hemos preguntado alguna vez por qué hay niños y niñas que con 5 años saben leer y otros hasta los 7 años no se “arrancan” y hemos llegado incluso a pensar que tienen dificultades de aprendizaje? Bien, pues gracias a la Neurociencia sabemos que existen áreas del cerebro, como la corteza parietal posterior y la temporal superior, donde hay una zona cuya base de la lectura transforma el grafema en fonema. Si esto proceso no ocurre,  no se produce una buena lectura, cuesta mucho o incluso se llega a expandir los circuitos hacia otras áreas que cuesta “sangre”, dando lugar al malestar del niño/a al aprender. Y ahora aquí contesto la siguiente pregunta que me hacen muchas veces ¿pero cuándo tiene un niño/a que aprender leer? La Neurociencia explica que esto se logra en la lectura a partir de los 6 – 7 años, porque ya se sabe que los circuitos sinápticos de esas áreas se han terminado de formar y los axones se han aislado de la mielina para que la información llegue con claridad. Por eso hay alumnos que a los 5 años aprender a leer y otros a los 7, porque algunos tienen desarrolladas y maduras estas áreas antes que otros (Mora, 2018).

Otro punto a destacar y que debemos de entender para comprender cómo funciona nuestro cerebro es la plasticidad cerebral.  El cerebro es un órgano que está en un cambio constante y sigue cambiando hasta que fallecemos, ya que se tiene que ir adaptando a las nuevas situaciones diarias que surgen, tanto en la escuela como en la sociedad donde vivimos. Esto quiere decir que se producen nuevas conexiones neuronales fortaleciendo o debilitando otras existentes, por lo que nuestro cerebro se está reorganizando y adaptando constantemente en función a las experiencias que vivimos. Y para el desarrollo de este proceso la interacción con el medio ambiente es fundamental, junto con la base genética de cada uno. Seguro que aquí algunos os hacéis la siguiente pregunta ¿entonces el cerebro aprende siempre? Efectivamente, constantemente está aprendiendo gracias a la plasticidad cerebral y con esta afirmación se elimina el siguiente neuromito que muchas veces hemos escuchado: es que el cerebro llega a una edad en la que no aprende (recordamos que los neuromitos son falsas o medias verdades que están tan arraigadas en nuestro día a día que seguimos afirmando, aun cuando la ciencia evidencia que no son ciertas).

Llevado este conocimiento al contexto educativo, quiere decir que la educación modifica físicamente  las conexiones del cerebro y, por consiguiente, según sea la educación que se dé, saldrán personas más críticas y reflexivas, impulsivas o sumisas (Bueno, 2018)

Por otro lado, es interesante conocer lo que hace el cerebro con la información que no le resulta interesante y para ello hay que familiarizarse con el siguiente término: la poda sináptica. ¿Qué significa? es la eliminación automática de muchas neuronas. Es decir, el cerebro reajusta su número de neuronas de determinadas zonas y su cableado neuronal. Resumiendo: el cerebro elimina las conexiones que no se utilizan o que no son relevantes para él. ¿Y quién mejor para explicar este proceso? Pues investigadores como Pascual –Leone (2015), que nos dice:

“En el sistema nervioso hay una poda programada modificable por experiencias, si uno no tiene una infancia con estímulos adecuados hay una pérdida de la poda y si hay una pérdida de la poda al final hay una pérdida de capacidades con el tiempo (…) tener más conexiones de las que necesitas no es bueno, es ruidoso y costoso para el cerebro (…) Y por lo tanto el reto de la educación, al fin y al cabo, es guiar esa poda. (…) es que se poden algunas cosas y no se poden otras, y los buenos docentes saben hacer eso sin tener la más remota idea de Neurobiología. Y lo que estamos intentando en Neurobiología entender es ¿cómo es que hacen esa guía de la poda? Que como cualquier buen profesor te diría, requiere individualizar la intervención porque los árboles de cada uno de nosotros son ligeramente distintos.”

¿Y qué nos aporta Guillén (2016) sobre esto? Pues que un recurso muy recomendable para guiar esta poda es el aprendizaje cooperativo. Y la explicación es la siguiente: nuestro cerebro es social por naturaleza, por lo que si ofrecemos a los adolescentes y niños/as la oportunidad de aprender interactuando con los demás en diferentes situaciones, contextos, culturas… posiblemente conseguiremos que esa poda se encamine a reforzar conexiones neuronales beneficiosas para ellos y para  la sociedad.

            Otro punto a destacar es cuando hablamos de las actitudes de nuestro alumnado ¿las aprenden por imitación? Sí se aprenden por imitación y hay que darle las gracias a un tipo de neuronas llamadas neuronas espejo. Gracias a las neuronas espejo podemos comprender a los demás, vinculándonos desde el ámbito emocional y mental (Iacobinni, 2009). Por este motivo, si queremos que nuestro alumnado esté motivado, los primeros que debemos estar motivados somos nosotros; si queremos que nos respeten, debemos de nosotros respetarles, si queremos que sean creativos, debemos buscar novedades con ellos; si queremos que están atentos a los aprendizajes, debemos de querer aprender con ello, etc. (Bueno, 2018).

Y estos son algunos de los entresijos de nuestro cerebro, por lo que espero que se os siga despertando la curiosidad por querer saber más sobre él  y como dice Lyal Watson: “Si el cerebro fuese tan simple como para poder entenderlo, seríamos tan simples que no podríamos entenderlo”

Bibliografía:

Bueno, D. (2018), Neurociencia para educadores. Barcelona: Octaedro

Guillén, J. (2016). Escuela con cerebro. https://escuelaconcerebro.wordpress.com/

Iacoboni, M. (2009), Las neuronas espejo: empatía, neuropolítica, autismo, imitación o de cómo entendemos a los otros. Madrid: Katz.

Mora, F. (2018). Neuroeducación: Solo se puede aprender aquello que se  ama. Madrid. Alianza Editorial.

Pascual-Leone, A. Promoviendo la Salud Cerebral. Conferencia ofrecida en el marco de la celebración del 50 aniversario del Institut Guttmann. 5 de octubre de 2015. Barcelona. 

Publicado por sptartessos

La Sociedad Pedagógica Tartessos está formada por docentes interesados en modernizar la educación española.

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